sábado, febrero 28, 2015

Rentabilidad de la inversión, pública o privada

Fórmula para el cálculo del Valor Actual Neto (o Valor Capital)
La anterior constituye una de las expresiones matemáticas más relevantes de la ciencia económica, aplicable tanto a la Economía de la Empresa como a la Economía Pública.
Es ésta la fórmula para el cálculo de la rentabilidad de una inversión: la determinación de su Valor Actual Neto (una cantidad que viene expresada en unidades monetarias, euros, dólares o pesetas). Al pie del post veremos unos ejemplos, con un mapa, de recientes inversiones públicas en España de candente actualidad.
Se debe el análisis a Irving Fisher, un economista de Yale del que enormes figuras como Schumpeter, Friedman o Tobin decían que era el economista más importante de la historia de Estados Unidos, según leo.
La fórmula es, por tanto, la conformación de una regla de decisión con el objetivo de acometer o no una inversión: una nueva fábrica o una nueva flota de transporte, en el caso de una empresa, o una carretera o un aeropuerto, en el caso de un gobierno. Se trata, así, de la fórmula -una de las fórmulas- que todo decisor público o privado ha de tener en la cabeza.
De esta manera:
  • si VAN>0, la inversión -según este criterio- sería deseable; 
  • si VAN<0, la inversión habría -según este criterio- de rechazarse.
Hay otros criterios decisionales, pero éste -también conocido con el nombre de criterio del Valor Capital- es sin duda el más extendido. 
¿Por qué representa esa cifra calculada la deseabilidad de una inversión (que no es sino la renuncia a unos fondos hoy con la esperanza de verlos aumentados mañana)? Examinemos los componentes de la fórmula:
  • el segundo término representa la suma de todos los rendimientos futuros (instantes t=1, t=2, t=3, .....) que la inversión I0 (acometida en el año t=0) habrá de producir;
  • al figurar en el primer término con signo negativo el importe I0 de la inversión a acometer, lo que estamos haciendo es contraponer:
    • los futuros flujos netos Ft que la inversión producirá cada año (sus rendimientos)
    • al gasto inicial de importe I0 que me supone la inversión
  • los flujos son netos, esto es, ingresos menos costes, deduciendo de aquéllos los costes (desembolsos) que en periodos futuros el proyecto exigirá;
  • los flujos netos futuros están actualizados, es decir, su valor nominal futuro traído a su equivalente en el momento presente t=0. Así pueden ser  comparados homogéneamente con el gasto I0 realizado en el momento inicial del proyecto t=0, dado que, como es sabido, una cierta cantidad de dinero en el futuro vale menos que esa misma cantidad hoy. Por ello entra en juego el tipo de interés r en el denominador.
Aceptar o rechazar un proyecto (mediante el signo del VAN calculado) es la situación más simple. En muchísimos casos, sin embargo, la situación es más complicada si, por ejemplo, son varios los proyectos entre los que hay que elegir o éstos no son estrictamente comparables por su distinta duración o escala.
Quede claro que la decisión nunca debe estar basada en un único criterio, sino que otros -debidamente ponderada su importancia para el sujeto decisor- también han de soportarla.
En Economía Pública, la disciplina que hace uso de esta fórmula es el Análisis Coste-Beneficio, que intenta establecer la deseabilidad de una inversión en función de sus beneficios sociales y costes sociales.
Beneficios y costes sociales son muy complejos de cuantificar en muchos casos, por lo que el ejercicio es mucho más difícil que en el caso de los proyectos privados. Además, el tipo de interés dista de mantenerse constante, variando a lo largo de los años de la vida útil de la inversión. 
Decía antes que esta es la fórmula que todo decisor público o privado ha de tener en la cabeza. Dadas muchas recientes experiencias españolas, resulta palmario que en multitud de ocasiones no es así.......

[Hoy hemos conocido que está más cerca el rescate por el Estado -o sea, pagamos usted y yo próximamente en torno a 4.500 millones de euros- de las ruinosas autopistas radiales de Madrid, la autopista al aeropuerto de Barajas y la autopista que parte de Madrid hacia Levante, y alguna más. Denominador común: Madrid, el lugar por el que discurren necesariamente también todos los AVE de España.
Abajo, en rojo, las autopistas a rescatar, en artículo de El Mundo, de lectura obligada.]


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